Spoiler: No es barato, pero acabarás agradeciéndolo.
1. Introducción
Ah, el ciclismo de larga distancia… esa actividad en la que te vas a enfrentar al viento, al sol, a la lluvia, a ti mismo -sobre todo a ti mismo- y, muy probablemente, a la bancarrota. Si pensabas, como yo al principio, que andar en bici era solo una excusa para quemar unas calorías (no es que a mí me haga mucha falta, pero nunca está de más) mientras te tomas un café, es hora de que te pongas las pilas: el ciclismo de larga distancia es un deporte que, si bien te puede dejar una sonrisa en la cara (y culo de mandril), también puede vaciarte los bolsillos más rápido que los depósitos de glucógeno.
En este post, voy a intentar desglosar el coste de ser ciclista de larga distancia, en general y en los tiempos que corren. ¿Listo para darte cuenta de lo que necesitas para comenzar y lo que en realidad te costará, una vez que empieces a ver toda la mercancía que hay disponible?
2. La bicicleta: El corcho de tu salvación… o tu ruina.
Si quieres practicar ciclismo de larga distancia, necesitarás una bici. Vale… acabo de inventar la rueda, ¿eh?
El tema es que, como nos pasa a todos, te acabas convenciendo de que no te vale cualquiera. Necesitas algo que aguante horas y horas de rutas interminables. Ligera, fiable, cómoda… Y eso, querido amigo, tiene un precio. Mucho más alto de lo que pensabas. Es más: me atrevo a decir que la mayoría de los que andamos metidos en estos jaleos, acabamos teniendo más de una, porque está claro que ninguna vale para todos los eventos a los que queremos apuntarnos.
Bicicleta de carretera (para brevets y pruebas de ultradistancia)
Rango de precios: 2500 € – XXXX €. No es que no quiera mojarme. Es que en realidad, en estos de las bicis, el límite no está del todo claro. Pero vamos, que una bici de gama media de carretera no creo que baje ahora mismo de esos precios. Personalmente tengo una Specialized Tarmac de 2019 bastante sencillita (montada en 105 mecánico) y eso es lo que me costó.
Bicicleta gravel (para esos otros eventos de larga distancia)
Algunos dirán que son un quiero y no puedo, otros que es la bici perfecta para tener una sola bici que haga todas las funciones (cada uno se engaña como quiere) y otros se referirán a ella como «la bici hipster de los ciclistas con dinero»).
Rango de precios: 2000€ – XXXX€. Quizá el precio de partida, por aquello de que se está enfocando más a un perfil de iniciación, es algo más bajo que en carretera. Pero… no nos vamos a engañar, acabarás gastándote lo mismo o más.
En resumen: Si tu idea es ser «un ultraciclista», prepárate para dejarte un buen pellizco. Y si quieres algo de calidad, ni hablar de opciones baratas. Es como si el carbono, en lugar de ser un material, fuese aceite de olvia, gasolina o tinta de impresora.
3. Componentes y accesorios esenciales: Porque el ciclista nunca va «a secas».
Una cosa es la bicicleta, pero lo que realmente hace que un ciclista se sienta como un profesional son los accesorios. Porque las bicis muchas veces viene «peladitas» o con montajes que, si nos ponemos un poco tiquismiquis (y aquí hemos venido a jugar), dejan bastante que desear. Y, por experiencia, acabas customizando la bici con componentes que no son los de serie.
Sillín (completo, como el de los ciclistas que no terminan con el culo adolorido):
Precio: 50 € – 150 €. A ver, te reconozco una cosa: Si en algo no tiene que dolerte
gastarinvertir algo de pasta es en este tipo de cosas. Tu culo te lo agradecerá. Eso sí, también tengo que reconocer que por muy caro que sea un sillín, Luego hablamos de lossi no es para ti, te va a hacer daño igual igual.
Ruedas y llantas (tubolitos, perfil y otros menesteres):
Precio: 500€ – 2000 €. Si pensabas que el precio de las ruedas era algo «asequible», te vas a llevar una sorpresa. Aquí, las «buenas ruedas» parecen tener precios de edición limitada. Pero al igual que el sillín te va a ahorrar dolor, unas buenas ruedas seguramente sea donde más se nota la diferencia a la hora de rodar.
Luces (para que no te conviertas en una triste mancha en la carretera por la noche):
Precio: 20 € – 500 €. Vaya horquilla, ¿eh? Pues es que no es lo mismo un piloto trasero de una gran superficie francesa con nombre de prueba combinada de atletismo que un foco preparado para dinamo que deje a cualquier vecino como un conejo cuando le das las largas.
4. Ropa técnica: Porque, si no pareces un ciclista de alto rendimiento, ¿realmente estás en el camino?
Aparte de la bici, claro está, lo que te convierte en ciclista de larga distancia es la ropa. No, no puedes simplemente lanzarte a la carretera con unos pantalones cortos viejos. Necesitas ropa que te haga sentir como un «pros» (aunque en realidad, probablemente no estés ni cerca). No lo vamos a negar: el postureo también ha llegado a la larga distancia.
Culote (porque tu culo merece lo mejor y el aire necesita ser filtrado con estilo):
Precio: 30 € – 400€. Un buen culotte no solo es funcional, también es una declaración de intenciones: si haces gravel vas a necesitar que sea cargo (con bolsillitos, vaya) y de colores ocres. Nada de esos trajes de colores aburridos, o fosforitos como en carretera ¿verdad? Ahora en serio: al igual que un buen sillín, una buena badana es un seguro de vida. Pero, ¿hasta que punto justifica algunos precios? Con los maillots no me voy a detener demasiado porque, salvo gamas muy bajas, prácticamente todos hacen una buena función.
Guantes y calcetines (para evitar que tus manos se conviertan en palas de excavadora):
Precio: 20 € – 100 € para los guantes. Porque claro, en el largo camino de la vida, el sudor y la fricción no son tus amigos. TIP extra: combínalos con una buena cinta de manillar. De los calcetines y sus diseños
(que parecen hechos por monos daltónicos)hablamos otro rato, ¿vale?
Zapatillas:
Precio: 40 € – 400 €. Suelas de carbono, boa©, calas Shimano, Luck o Time, pero… ¿Te digo lo más importante para mí? Los pies se acaban hinchando: cómprate unas cómodas.
Ropa de lluvia (ya sabes, para esos días en los que el clima te odia):
Precio: Lo que te quieras gastar. Después de todo, ¡quién no quiere pagar más de lo necesario por mantenerse seco mientras el clima te destroza! Aquí hay tanta variedad que me es imposible concretar un poco más. Chubasqueros con y sin capucha, columnas de agua, calcetines waterproof, botas de invierno, pantalones de agua… La lista es interminable, al contrario que la cuenta corriente.
5. Bolsas y equipaje para bikepacking.
La idea de llevar todo lo necesario para sobrevivir durante varios días en la carretera (o en la montaña) te hace pensar en comprar algunas bolsas, ¿no? Y aquí viene la segunda parte de tu ruina financiera. Ya no es suficiente con un par de alforjas de supermercado.
Bolsas de bikepacking (porque, claro, las alforjas son el nuevo «chic» de los ciclistas):
Precio: 35 € – 600 €. ¿Bolsas para guardar tus cosas? ¡Obvio! Lo que necesitas es que tu equipaje pese lo menos posible y te cueste lo más posible. Lo de la merluza grande y que pese poco, pero llevado a otro nivel. Depende de la capacidad, el material y la marca (sobre todo la marca) los precios pueden ser una ruina.
6. Otros accesorios: ¿Por qué no convertirte en un completo esclavo de la tecnología?
Y para rematar, están esos gadgets que son más “imprescindibles” de lo que parecen, pero que, en realidad, son solo excusas para vaciar tu cuenta bancaria.
GPS (porque, claro, ¿quién necesita mapas cuando tienes tecnología? Ah, y de paso, ¿por qué no hacerle un hueco a tu nuevo juguete?):
Precio: 150 € – 400 €. Porque, al final, lo importante no es llegar a tu destino, sino cómo llegas, ¿verdad? Me vuelvo a poner serio, pero poco: uno con buena batería, por favor.
Potenciómetros/sensores de cadencia/pulsómetros (y demás aparatos de tortura):
Precio: 30 € – 1000 €. Esto ya va a gustos, según entrenes o cómo de en serio te lo tomes.
Cargadores/powerbanks (para que todo lo anterior siga funcionando en mitad de tu tercera noche sin pegar ojo):
Precio: 20 € – 100 €. Cargadores con varias tomas, cargadores rápidos, powerbank… Todo vale cuando tienes que subir tu último reel a Instagram. Porque ya lo dijo el torero: «Si lo haces y no lo cuentas, solo lo has hecho a medias».
7, Nutrición, entrenamiento y otros gastos indirectos (de esos que nadie considera importantes porque es mejor gastarse la lana en accesorios molones).
Aquí podríamos tener una infinidad de subcategorías, con nutricionistas, entrenadores, biomecánicos y hasta psicólogos deportivos frotándose las manos y hasta contradiciéndose los unos a los otros.
Vamos con ello…
- Entrenamiento (ponte más fuerte que el vinagre… o acaba odiando la bici).
Precio: 20€ – 150€ (al mes). Hoy en día tienes desde bots de inteligencia artificial que se sincronizan con Garmin y te pautan los entrenamientos a auténticos gurús del entrenamiento que hacen copia y pega para todos. Y también los hay muy buenos, pero hay que saber encontrarlos. Mi consejo es que el entrenamiento, si lo decides, se adapte a tu vida y no al revés, porque de lo contrario puedes acabar aborreciendo la bici, y sería una pena.
Nutrición (una copita de vino con cada comida y mejor no le cuentes lo que haces en las gasolineras).
- Estudio biomecánico (te va a doler igual, pero al menos que sea lo más tarde posible).
Precio: 80€ – 200€. La verdad que, pese a que 12h seguidas de sillín no hay posición que las aguante, por muy medida que esté, un buen estudio biomecánico puede hacer que los síntomas habituales tarden más en aparecer. Ya sabes de qué hablo: manos y pies dormidos, dolor de cuello, dolor de hojaldre, dolor de vivir en general…
Psicólogo deportivo (aunque lo tuyo y lo mío no tenga demasiado arreglo).
Precio: 60€ – 150€ (por sesión). Tengo que reconocer que esto no lo he probado. Al menos en lo que se refiere a la bici. Para muchos de nosotros, la propia bici es terapia y en esta modalidad rara vez se busca el rendimiento en sí mismo, pero es otra herramienta más.
8. Conclusión: El costo de tu libertad (y tus ahorros).
Soy consciente de que me dejo muchos apartados, porque esto es casi infinito, como la estupidez humana, que diría Einstein. Y en parte, me alegro: así puedes colaborar y añadir tus must (el equipamiento que tú consideras imprescindible, vaya) aquí abajo en los comentarios.
Pero en resumen: Si quieres ser ciclista de larga distancia, prepárate para dejar atrás más que kilómetros. En tu camino hacia la libertad sobre dos ruedas, tu cuenta bancaria probablemente sufrirá más que tus piernas. Pero, oye, ¿quién necesita dinero cuando tienes la satisfacción de ser parte de ese selecto grupo de ciclistas de larga distancia a los que el resto miran como si les faltase un hervor, verdad?
Al final, todo se resume en lo siguiente: si realmente quieres sentir el viento en tu cara y el dolor en tu billetera, adelante. ¡No hay nada como la sensación de ser un ciclista (y de tener menos dinero al final del mes)! Pese al tono crítico y sarcástico del post, yo mismo reconozco que he pasado por (casi) todos los puntos anteriores. Es más: cada uno tiene sus prioridades y su poder adquisitivo y con ambos hace lo que quiere. Eso que quede bien claro.
Pero ojo: si has escuchado algunos episodios del podcast, habrás podido comprobar aquello de la importancia de lo suficiente. He visto randonneurs con más años y peor bici que me daban hasta en el carnet de identidad. Parafraseando a Blade Runner: «He visto entrañables señores con maillot de lana pedalear una noche entera sin dormir y, sobre todo, sin quejarse». Y llegar tan contentos. Porque en realidad, no hace falta tanto, aunque las marcas se empeñen y nosotros queramos creerles.